SOL NACIENTE


Monet, Impresion, sol naciente

Claude Monet (1872)

Este cuadro de Monet, históricamente, fue la primera creación verdaderamente impresionista, reflejando gran parte de las características del estilo. Su interés primordial está en la luz, su captación fugaz (el amanecer en este caso concreto), lo que necesitará de una pintura rápida ( de ahí su abocetamiento) y al aire libre (plein air).

Técnicamente se utilizará la pincelada muy suelta (heredada de Manet, Goya y, en último término Velázquez) que más que pintar las cosas, busca el reflejo sobre ellas, eliminando el tema (en realidad, no cuenta nada) para buscar el juego de brillos y reflejos. (En este sentido arranca de la tradición holandesa del paisaje y su búsqueda de las luces, como era típico de Vermeer, Ruysdael…, del siglo XVII).

En este intento de plasmar lo lumínico, Monet renuncia al negro, coloreando las sombras con tonos fríos y mezclándolos con su complementarios (en este cuadro, oposición entre violetas y naranjas), utilizando para ello los nuevos conocimientos científicos sobre la descomposición cromática de la luz (círculo cromático) y técnicos, como ya nos explicó Ana en un magnífico post

Tanto esta técnica como las propias referencias fotográficas (encuadre) representan las conexiones de esta pintura con la modernidad del momento que, tras la fotografía, ha cambiado la forma de entender la pintura. Ya no es necesario copiar el mundo (la fotografía lo hace mejor) y concentrarse así en otros motivos (en este caso la luz), tal como hará la futura pintura (el cubismo en el volumen, el fauvismo en el color, el expresionismo en los sentimientos…).

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