CANTE JONDO


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Julio Romero de Torres (1923/1924)

En febrero de 1930, cuando ya estaba muy enfermo, Romero pinta esta obra titulada Cante Hondo. En ella se idealizan todos los ingredientes que se aluden en el cante flamenco: el amor -en la pareja de la derecha-, los celos -en la escena inferior-, la muerte -en la escena del fondo-, la religión, las pasiones, etc. La composición se puede estructurar en tres partes: en el centro, y como eje de la escena, aparece la diosa Fatalidad, encarnada en la figura desnuda de la modelo Asunción Boue, majestuosa, como una escultura de bronce sobre trono de platería cordobesa. Bajo el signo hierático e invariable de la Fatalidad o el sino giran todos los sentimientos y las pasiones del ser humano: los celos, el amor y la muerte.

En el primer plano, el amante loco de amor acuchilla y mata a navajazos a la mujer que quiere. A la derecha, otra mujer arrodillada besa apasionadamente a un hombre. Al fondo, y sobre el alfeizar de una gran ventana abierta al campo, contemplamos el blanco ataúd adornado con toques de azul de una joven muerta. A ambos lados del féretro lloran dos jóvenes -para estas figuras posaron las hijas del pintor-. Sobre el alfeizar un perro -Pacheco, el can del artista- aúlla desconsolado. En el fondo podemos contemplar un paisaje imaginario bajo un tempestuoso cielo. 

Romero de Torres parece preludiar su cercana muerte en esta obra, mostrándonos a sus hijos llorando, su galgo aullando y sus temas favoritos juntos: la belleza femenina desnuda, el cante flamenco, los celos, la pasión, la muerte… En suma, el Cante Hondo.

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